Invoquemos, una vez más, al Espíritu Santo para que nos regale sus luces y su fuerza y, sobre todo, nos haga fieles testigos de Jesucristo, nuestro Señor.
¡Quédate con nosotros, Señor
Madre, eres esa luz especial que siempre brilla cuando me siento en la oscuridad.
Vivamos en familia estos días Santos, sintiendo la presencia del Señor en nuestros corazones.